Ahora toca asumir con responsabilidad su presente y procurar conquistar un futuro en el que tengamos una academia consolidada en su compromiso social.
Ramón López YnoaLa UASD Recinto Barahona cumple
este 26 de febrero 52 años de haber sido fundado en la ciudad de Barahona y con ello la universidad Autónoma de Santo Domingo cumplía con su
misión estatutaria de proyectarse hacia el pueblo y de llevar la cultura y la
educación a todos los sectores del mismo, tomando en consideración las demandas
prioritarias del país y de sus regiones. Fue el primero de los 19 que hoy tiene
la universidad estatal en toda la geografía nacional, incluyendo recintos,
centros y sub-centros.
Tuvo unos inicios tortuosos pues
comenzaba desde cero, contando con muy pocos recursos, en un ambiente de
oposición, de peligro, pero con mucha disposición por parte de un grupo de profesores
que decidieron “abandonar su posición en la universidad para irse a la aventura
de fundar centros universitarios partiendo, prácticamente, de la nada” (Jesús
María de la Rosa, 2020).
Ya hoy es una institución adulta, con más de medio siglo de labores ininterrumpidas, que dista mucho de aquellas tres aulas en el Casino de Sur, a orillas del Mar Caribe, sus 25 profesores fundacionales, la gran mayoría no residente, menos de cinco empleados, y sus 300 estudiantes originarios del primado de la Primado de América.
Se debe reconocer la labor que, en sus momentos, desarrollaron los distintos directores que ha tenido la UASD BARAHONA, dieciséis en total, comenzando con el licenciado Jesús María de la Rosa (1972), quienes, con sus iniciativas, enrumbaron al centro hacia su cualificación cimera para alcanzar la categoría de recinto universitario.
De igual manera, se debe resaltar
la dedicación y el entusiasmo con que cientos de profesores, la gran mayoría no
residente, entregaron y siguen entregando todo de sí para que la región Enriquillo cuente hoy con
una casa de estudios superiores de alta calificación.
Los profesores fundacionales de la UASD Recinto Barahona debieran ser exaltados y sus nombres esculpidos en los anales de la historia, no sólo de la universidad, sino de la sociedad enriquillense. Su experiencia sirvió de camino ya hechos para los centros que comenzaron a crearse en todo el país y que hoy ya suman casi una veintena.
Es la herencia que nos han legado
y, por ello, la región Enriquillo tiene una deuda eterna de gratitud con ellos.
Con sus altibajos la UASD Recinto Barahona ha sobrevivido a las inclemencias de las dificultades de un medio económico y social que, aun, para el 2013, según la Oficina de Desarrollo Humano en 2013, y recogido por el Ministerio de Economía, Planificación y Desarrollo (MEPyD) en 2018 en un informe publicado en esa fecha, sigue siendo la zona del país con menor Índice de Desarrollo Humano.
Respetando el pasado, ahora toca asumir con responsabilidad institucional su presente y procurar conquistar un futuro en el que tengamos una academia consolidada en su compromiso social y que responda a las “demandas prioritarias del país y de la región”, tal como fueron las motivaciones de sus orígenes.
De ahí que el impacto que la UASD-Recinto Barahona genere en lo adelante tendrá que estar referido, necesariamente, a la medida en que dé respuestas a las demandas de formación de los recursos humanos en las áreas económicas, sociales y culturales de una región que está a la espera de mejores resultados.
Es por ello que a la UASD Recinto
Barahona hay que pensarlo un poco más allá de lo que ha sido hasta ahora y
tomar conciencia que la esencia de ser es su misión sustantiva de docencia,
investigación y extensión. Requiere de una nueva forma de visionarlo.
A sus 52 años el primogénito del
Alma Máter será proclamado recinto universitario en el marco de la celebración
de su fecha natalicia y, en su nueva categoría institucional, requiere que sea
conducido con un modo distinto de pensar y de gerenciar lo académico, que se
prioricen los procesos misionales de la universidad, y que se dé el paso
definitivo hacia su consolidación como faro de luz y de “noble ciencia
manantial” que alumbre el futuro de la región.
El autor es aspirante a la
Subdirección Académica de la UASD Recinto Barahona.
No hay comentarios:
Publicar un comentario